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Innovar también es registrar: la propiedad intelectual como motor económico

  • Foto del escritor: Jazmin Felix
    Jazmin Felix
  • hace 3 días
  • 3 Min. de lectura

En un entorno global donde la competencia se mide en ideas, la verdadera innovación no solo consiste en crear, sino en proteger lo creado

 


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Registrar o no la patente de un invento o marca puede definir el éxito o el fracaso de un emprendimiento o patente. Desde perder los derechos por no registrar a tiempo una creación, hasta enfrentar demandas por usar imágenes o nombres ya existentes, los riesgos de no contemplar la Propiedad Intelectual (PI) son altos.

En un entorno global donde la competencia se mide en ideas, la verdadera innovación no solo consiste en crear, sino en proteger lo creado. No hacerlo a tiempo puede traducirse no solo en la pérdida de una inversión significativa, sino también en litigios costosos y en la merma de oportunidades de negocio, como franquicias o acuerdos de transferencia tecnológica.

La PI es una herramienta económica; a través de patentes, marcas, derechos de autor y diseños industriales, permite a las empresas y emprendedores proteger sus creaciones y explotarlas comercialmente. “La propiedad intelectual es como una escritura de casa o la factura de un coche: acredita que la creación es tuya y te permite aprovecharla económicamente”, explicó Norma García, especialista en PI y activos intangibles. “No es solo un tema legal, es un motor económico para los emprendedores y la región”.

Al respecto, Héctor Uraga, presidente del Codeen, aseguró que la innovación protegida se convierte en un activo tangible: genera confianza en inversionistas, incrementa el valor de las empresas y abre la puerta a nuevos mercados. “En contraste, innovar sin protección legal es como construir una casa sobre arena: se corre el riesgo de que alguien más registre o comercialice la idea antes que su verdadero creador”.

Según datos del estudio IP Key LA Impact Study: México (2020), las industrias intensivas en derechos de propiedad intelectual aportaron en 2019 el 47.8 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, equivalente a más de 24 billones de pesos, y generaron el 33.6 % del empleo nacional, es decir, 17.6 millones de puestos de trabajo. En el comercio exterior, los sectores con mayor superávit —automotriz, petróleo y gas, equipo electrónico y elaboración de cerveza— representan más del 74 % de las exportaciones totales del país.

Estos sectores coinciden con industrias clave en Baja California y particularmente en Ensenada, donde la economía se ha consolidado en torno a la vitivinicultura, la cerveza artesanal, la agroindustria y la biotecnología.

En el ámbito agroindustrial, la vitivinicultura ensenadense generó una derrama económica superior a 843 millones de pesos en 2024, de acuerdo a datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, mientras que el auge de la cerveza artesanal —impulsado por festivales como el Ensenada Beer Fest— posiciona a la región como referente nacional.

En la industria manufacturera y maquiladora, donde la transferencia tecnológica y los procesos de ingeniería son clave. Las empresas que documentan, registran y sistematizan sus mejoras internas logran procesos más eficientes, sustentables y competitivos.


REGISTROS SON BAJOS

El número de patentes registradas por mexicanas y mexicanos aún es limitado. Según datos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), en 2024 se otorgaron 694 patentes nacionales, la cifra más alta en 30 años, pero todavía baja frente a los niveles internacionales. “En México aún hay desconocimiento sobre el valor económico de los activos intangibles. Muchos emprendedores innovan, pero no protegen sus ideas, y eso significa dejar dinero sobre la mesa”, subrayó García.

El riesgo de no registrar puede ser devastador. Casos de creadores o emprendedores que perdieron marcas ante terceros que registraron primero demuestran la importancia de anticipar la protección legal desde la concepción del proyecto.

En Ensenada, las marcas, procesos de fermentación y recetas innovadoras pueden convertirse en activos económicos que aumentan la plusvalía de los negocios, facilitan financiamiento y promueven exportaciones de los sectores antes mencionados.

“En tiempos donde la competitividad depende de la capacidad de adaptarse y anticiparse, innovar sin proteger es arriesgar el futuro; hacerlo con estrategia es construir sobre bases sólidas que garantizan crecimiento, confianza y permanencia”, enfatizó Héctor Uraga.

Para quienes buscan aprender a proteger sus ideas, el curso “Propiedad Intelectual y Patentes”, disponible en Aprende BC e impartido por Norma García, ofrece herramientas básicas para identificar, registrar y gestionar los derechos sobre creaciones y marcas.

 

 

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